El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, celebrado el pasado viernes 17 de junio, advierte de una de las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo, aunque «la mitad de la población mundial ya sufre los efectos de la degradación del suelo», alertó la ONU.

La Organización de Naciones Unidas celebró en Madrid el acto central del Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, en el que intervinieron su secretario general, António Guterres, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, entre otros.

La ONU describe la desertificación como «la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas», áreas que cubren un tercio de la superficie del planeta, es uno de los efectos de «la sobrexplotación, el uso inadecuado de la tierra, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego». Los datos de la ONU indican que el número y la duración de las sequías aumentaron un 29% desde 2000 y, a día de hoy, más de 2.300 millones de personas ya sufren problemas a causa de la escasez de agua, por lo que ningún país es inmune a la sequía.

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